miércoles, 24 de noviembre de 2010



Antes de nacer, Dios me preguntó si quería ser alta, esbelta, rubia ojos azules, con una sonrisa perfecta y un encanto natural... o tener la fortuna de encontrar al hombre de mis sueños.

La respuesta es obvia... afortunadamente.

lunes, 8 de noviembre de 2010



El viento fuerte me asusta. Los caraqueños estamos acostumbrados a los coletazos de tormenta tropical, a los temblores, últimamente a los granizos, a las olas de calor y a las de frío, al colapso del metro y a la cola de la autopista... Pero no al viento fuerte. ¡El viento fuerte me asusta! :(

miércoles, 3 de noviembre de 2010

miércoles, 27 de octubre de 2010

miércoles, 22 de septiembre de 2010

El rincón escondido


Me gusta la libertad que me da poder escribir sobre las cosas más mundanas, sin la presión que significa dar una buena imagen en mi blog público.

Me gusta ser libre de amar, odiar, frustrarme, sonreír como todo el mundo.

No puedo imaginar la carga que debe significar para los periodistas respetables el tener que aparentar siempre ser personas cuerdas, sin sentimientos ni emociones, sin vivencias más allá de las políticamente correctas.

Es genial tener un rincón donde poder expresarte y ya. Sacar tus demonios sin rendirle cuentas a nadie porque sabes que los dejas ahí y ya está. O releerte con la satisfacción de la rabieta superada y el amor que sigue fuerte ahí.

Tengo tantos proyectos ahora que me he mantenido un poco lejos de este, mi rincón, pero aunque pase tiempo sin refugiarme, venir aquí siempre es un placer.

Ahora, al pensar que es inevitable venir un poco menos que antes, me da un poco de nostalgia, pero esa sensación de inmediato es opacada por el entusiasmo de tener tantas cosas nuevas qué contar con cada visita.

Llegaron el otoño y las ocupaciones, pero no quería comenzar esta nueva etapa sin llenar de un poco de color este rincón escondido, pero para evitar cursilerías sólo diré que...

¡Es una verdadera dicha estar viva! :D

lunes, 23 de agosto de 2010

Bipolar

Me levanto en la mañana casi obligada. Tengo ganas de tener energía, pero nada más. Es ya tarde, lo sé, por eso me levanto, pero si por mí fuera dormiría toda la vida.

Abro los ojos odiando el sol que ilumina tanto que me encandila. Odio que el resto del mundo amanezca siempre mucho más temprano que yo. Desayuno, porque si no, mi desgracia de cuerpo débil y dependiente me pasará factura... una muy cara.

Recuerdo lo que era tener un horario de oficina. Siempre llegaba tarde. Es absurdo. Yo no estoy hecha para vivir de 8 a 12 y de 2 a 5. Me gusta más el verano porque tengo más tiempo en la tarde y la 1 pm sigue siendo "la mañana". En la tarde es cuando tengo más energía (o mejor dicho, menos cansancio), y en verano la tarde se extiende hasta las 9.

Me alegro al ver que mi bandeja de correo electrónico está llena. Siempre es agradable recibir correos personales. Escribo, exagero, miento, me sincero.

En algunos casos exagero mi felicidad, y en otros mi desdicha. La verdad es que no todo es tan malo, y lo bueno... lo bueno siempre está, pero no siempre lo vemos.

Borro las cadenas idiotas que mandan los que aún no se han hartado de recibirlas, pero no sin antes leerlas. Todas. Si tuviera algo mejor qué hacer con mi vida, no pasaría todo ese tiempo leyendo idioteces religiosas o la contradictoria historia del niño desaparecido pero de quien se sabe cada detalle de cómo han torturado.

Imagino cómo sería mi vida con un perro. Uno pequeño, porque ya uno grande me tiene despechada. Me entusiasma la idea de poder abrazarlo y tener la obligación de pasearlo a ver si mi día también se llena de algo productivo lejos de la computadora, el televisor, o el libro que estoy leyendo.

Ya tengo su nombre y su raza, porque luego de leer todas las cadenas, sobra demasiado tiempo como para no hacer nada. Busco en Google todas las opciones y son muchas, pero yo sé ya lo que quiero.

En mi imaginación, no puedo ser más feliz. Pero la realidad es que no sé si mi novio acepte la responsabilidad que implica tener un perro. Es decir, él dice que sí, pero yo no sé si lo dice sólo porque cree que es lo único que podría hacerme feliz o porque a él también le entusiasma la idea.

Me pongo a dar vueltas como ésta en cada pensamiento que me atraviesa la mente. Lo hago para ejercitarla, o para matar más tiempo libre. En todo caso, lo hago para no enloquecer.

Al sentirme tan desdichada con mi tiempo libre, imagino que me envían un montón de trabajo de golpe y me agobio. No me gusta lo que hago y no me gusta no hacer nada, pero cualquier otra opción está fuera de mi "zona segura". No quiero estresarme por nada más y no me imagino trabajando en nada que me guste.

De nuevo, odio mi vida.

Me imagino con el perro pero esta vez con algo más de realismo. Imagino que estoy con él y que eso no soluciona nada. Sé por experiencia que un perro no es un solucionador automático de los problemas del mundo, pero ¡cómo nos ayudan a pasar los días!

Sueño despierta y me alegra tener el tiempo suficiente como para poder hacerlo. Me levanto para hacer el almuerzo y pongo música o algún podcast. Es reconfortante y mi ánimo lo agradece bastante.

Hace unos años hubiera respondido a la pregunta "¿qué te gustaría ser/hacer dentro de 5 años?" con una clara descripción de personaje: "Una periodista importante, con respeto pero no fama, con un programa radial y una columna en el periódico más importante de la ciudad". ¿Hijos? No. ¿Casada? Tal vez, si no, comprometida. Claro, éste sería el escenario ideal.

Ahora no sólo no creo que llegue nunca a ser una periodista importante, sino que sueño con un perro. Me preocupa más qué haré de almuerzo mañana que la búsqueda de un empleo ideal y ya no tengo muchas excusas para no tener casi contacto con mi familia. Tal vez ya me asumí como una loba esteparia.

Transitan mis días entre odios, anhelos, sueños despiertos y dormidos también. Me reconforto, me digo todo lo afortunada que soy y me avergüenzo de no ser totalmente feliz. Luego me alegro como una niña con la simple idea de un "compañero de piso", pero esta emoción dura poco, y normalmente se escapa con un sólo comentario, gesto o cambio externo que me haga pasar de la dicha a la desgracia total en segundos.

Soy bipolar. Estoy loca. Lo sé. Amo profundamente y hiero constantemente a mis seres queridos. No tengo razones para ello, pero aunque no lo demuestre, en el fondo los valoro mucho más... Sé lo imposible que soy, por lo que el que sigan conmigo demuestra todos los días lo maravillosos que son y lo afortunada que soy al tenerlos a mi lado.

Dado que las cursilerías me ponen de muy mal humor y no tengo ni idea de cómo terminar este post, lo dejo hasta aquí para seguir pasando mis días entre odios y entusiasmos. A ver hasta dónde me aguanta el mundo, o hasta dónde lo tolero yo a él.

viernes, 30 de julio de 2010

Eresperfecto




Sabes que soy impacientemalhumoradatercaobsesivamamarrachamalaamadecasadespistadaolvidadiza y un montón de cosas más que podríamos resumir en la frase "un juguete defectuoso".

Sabes que me amargodenada y que me enfermotodoeltiempo, que vivoenotromundo y que llorodecualquiercosa.

Conoces ya mis innumerablesmanías y mis intentosfallidosdetortilla que un día de estos nos darán indigestión.

Sabes muchascosasdemí, pero lo que no imaginas es...

...que despiertosonriendocadamañana porque abrazo la almohada que dejas con tu olor.
...que agradezcodiariamentealavida por haberte puesto en mi camino.
...que measustodepensar qué hubiera pasado si hubiera apretado "ignorar" en lugar de "aceptar amistad" en Facebook aquel día.
...que nopuedoevitarsonreír ante la idea de compartir el futuro contigo.
...que teesperocondesespero cada vez que vas a trabajar.
...que odiolasnoches en las que debo acostarme sola porque sigues sin llegar.

Y un montón de cosas más, que podrían resumirse en la frase "te quiero cada día más".

Y así es como este juguete defectuoso le dice al amor de su vida que mehacesinfinitamentefelizsinhacerningúnesfuerzomásquesertú.

¡Te amo!

martes, 27 de julio de 2010

Libertad

Tenía muchas ganas de desahogarme, de escribirte que no puedo creer lo estúpida que fui y lo bajo que has caído. Tenía ganas de decirte que, gracias a tus actos, me has liberado de tu recuerdo. Quería que supieras que antes de todo esto, no sólo te quería, sino que hasta hubieses podido robarme una que otra sonrisa inesperada; que el daño que me hiciste me hirió más de lo que imaginas y que gracias a eso soy libre. Pero ya no.

Ya no pienso en ti ni me altera en lo más mínimo leer lo que escribes. Ya no hay nada que puedas hacer que me sorprenda, que me descoloque, que me haga menos feliz de lo que soy. Pues sí, SOY FELIZ, y no sólo no le debo explicaciones a nadie por ello, sino que ya ni siquiera me interesa que lo sepas. Ya no siento miedo de decirlo ni me parece que mi felicidad sea "a pesar de ti". Ya no pintas nada.

Creí que, al enfrentarme a este papel en blanco, escribiría un montón de insultos, que escupiría un ácido tan fuerte como el tuyo o más. Creí que necesitaría golpearte con la frialdad y contundencia de las palabras que nos exponen al mundo. En varias ocasiones, debí contenerme para no caer en tu juego. Pero ya no.

No necesito de ti para nada. No necesito que me odies ni que me ames, ni siquiera que me dejes en paz. SOY FELIZ, y no hay nada que puedas hacer al respecto.

Eres un gran actor. Me engañaste al punto de pasar mucho tiempo recopilando información que luego usaste para desnudarme ante el mundo, y no sólo no lo vi venir, sino que fuiste tú mi paño de lágrimas en un par de ocasiones. De modo que te diste el gusto de ver el fruto de tu esfuerzo, de verme llorar por tus propias artimañas, de hacerme sentir que el mundo se acababa con mi reputación. Pero ya no.

Puedes seguir desnudándome todo lo que quieras, puedes seguir tergiversando mi historia e inventándole miles de atrocidades. Puedes seguir publicando mi información personal. Puedes dar una rueda de prensa, sacarme en primera plana de todos los periódicos del mundo. Puedes seguir arrastrando mi nombre creyendo que con eso hundirás mi autoestima.

Puedes seguir haciendo lo que quieras, pero estás perdiendo tu tiempo. Ya no siento lástima por ti y tu vida tan increíblemente aburrida que no la llena nada más que odiarme. Ya no siento rabia por lo que escribes, ni miedo al escarnio. Ya no pienso "ojalá le vaya bien para que me deje en paz". Ya no.

Ya no tengo miedo a estar desnuda frente al mundo y ya no me interesa el qué dirán. Ya no me importa si vives, si mueres, si me odias hasta el más allá. Ya no me siento culpable por tu miseria ni reparo en decir que MEREZCO MI FELICIDAD.

En fin, que SOY LIBRE, SOY FELIZ. Que mi nombre no soy yo, que a quienes amo me conocen y a mi historia también. Que mi reputación no me importa si mi autoestima se mantiene y no es precisamente a ella a quien arrastras cuando publicas tus palabras de cianuro.

Este espacio es mío, y si llegas a él o no, no me importa.

Esta vida es mía, y tú hace tiempo que no estás en ella.